martes, 2 de abril de 2013

1 de Abril: Aniversario de la LOPNA



La LOPNA, es el instrumento por excelencia para la formación en valores democráticos, una aliada de la familia y la escuela para garantizar a niños, niñas y adolescentes el ejercicio pleno de sus derechos y garantías, responsabilizándolos en el cumplimiento de sus deberes. La Lopna abre la puerta para establecer el debate democrático, señalando la importancia del respeto, del estar abierto a las diferencias de reconocer el valor a quien lo ofrece, de detenerse a reflexionar, de superar perjuicios y de ser capaz de escucharnos nosotros mismos.

La LOPNA, no conlleva pérdida de autoridad, al contrario, nos brinda la oportunidad de ser los autores del cambio necesario creando el ambiente propicio para que niños, niñas y adolescentes aprendan progresivamente y de acuerdo a sus capacidades a tomar decisiones, a asumir las consecuencias lógicas de sus actos, capaces de asumir su rol como participantes activos de una sociedad democrática.

El objetivo de esta doctrina es crear un equilibrio entre la libertad de estos y la autoridad de aquellos, pues el ejercicio de la libertad de estos pequeños ciudadanos no puede ser limitada, pero tampoco los límites que se establezcan pueden ser mayores que para los adultos, en todo caso acorde a su nivel de desarrollo y siempre dentro de los parámetros del bien común y la paz social, la seguridad del propio Estado y las libertades y derechos de los demás.

La responsabilidad de guiar este proceso de desarrollo integral recae primeramente en los padres, quienes tienen la responsabilidad de crianza, la custodia, la asistencia material, la vigilancia, la orientación moral y educativa, así como la facultad de imponerles correcciones adecuadas a su edad y desarrollo físico y mental.
Esto también es válido para los educadores, la Escuela está en la obligación de orientar el ejercicio progresivo de derechos y garantías así como el cumplimiento de sus deberes y al igual que los padres deben entender la responsabilidad que se asume en la formación integral de los y las estudiantes.

Pensar que la escuela es sólo un centro de formación académica y olvidar la formación para la ciudadanía responsable es un grave error. Hay que formar para la vida y por lo tanto brindarles las herramientas necesarias para convivir, potenciando fortalezas, ayudándolos en la construcción de su proyecto de vida. Como Educadores, deben señalar la importancia de desarrollar habilidades para la vida, brindando información permanente en materia de protección, herramientas para el autoconocimiento, la autoestima, educación sexual, manejo de la presión de grupo, tabaco, alcohol, sustancias estupefacientes y psicotrópicas.


Tanto padres como educadores, debemos entender que los niños, niñas y adolescentes, tienen el derecho al libre desarrollo de su personalidad, lo que no quiere decir que estos puedan hacer o decidir sobre sus vidas a su antojo, por el contrario, es injerencia legítima de padres y educadores el escucharlos atentamente, mantener las líneas de comunicación abiertas, utilizar el diálogo y la mediación en la solución de los conflictos, evitando las comparaciones, teniendo siempre presente que cada uno es un ser único y que los adultos estamos para ayudarlos en la difícil tarea de crecer y madurar.



Para educar para la participación responsable, hay que escuchar a los estudiantes, darles su espacio para expresarse, debemos consultarlos para la toma de decisiones, especialmente aquellas que los involucran. Debemos ser firmes cuando hay que serlo, brindar mucho afecto y comprensión, especialmente en los momentos difíciles, teniendo siempre presente su condición específica como personas en desarrollo.

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